Lecciones magistrales en las que Nabokov, un genio de la literatura, indaga en la obra de los grandes escritores del pasado. Vladimir Nabokov, exiliado de su país y con pocas esperanzas de regresar algún día, estaba capacitado como nadie para introducir a sus alumnos en la obra de los grandes maestros rusos, de Gógol y Turgéniev a Tolstói, Gorki, Dostoyevski o Chéjov. Esas lecciones apasionadas y polémicas, reconstruidas por Fredson Bowers a partir de los apuntes del escritor, son una ocasión única para asistir a sus clases y releer a fondo la literatura rusa del siglo XIX. A lo largo de casi dos décadas, antes de alcanzar la celebridad con Lolita, Vladimir Nabokov impartió cursos de literatura en las universidades estadounidenses de Wellesley y Cornell, y sus clases han llegado a constituir una leyenda. No es frecuente que los estudiantes tengan por maestro a uno de los mejores autores del momento, pero tampoco lo es que un novelista añada a su talento una vocación didáctica tan nítida y eficaz, y tan libre de convencionalismos académicos. Reseña:
«Instruye y estimula. Un gran escritor ruso habla de los grandes escritores rusos.»
Anthony Burgess
Vladimir Nabokov nació en San Petersburgo en el seno de una familia de la aristocracia en 1899, pero su trayectoria familiar primero, y luego sus inquietudes personales, lo llevaron a Alemania, Inglaterra, Francia y Estados Unidos, donde inició una brillante carrera como poeta, novelista, crítico y traductor, a la vez que enseñaba Literatura en varias universidades de prestigio. Sus novelas Mary (1926), Rey, dama, valet (1928), La defensa (1930), Gloria (1932), Risa en la oscuridad (1933), Desesperación y La dádiva (ambas de 1934), Invitado a una decapitación (1938), El ojo (1937), El hechicero (1939), La verdadera vida de Sebastián Knight (1941) y Ultima Thule (1942) precedieron el éxito monumental de Lolita (1955) que le permitió abandonar la enseñanza y consagrarse por entero a su vocación de escritor. Después llegaron Pnin (1957), Pálido fuego (1962), Ada o el ardor (1969), Cosas transparentes (1972), ¡Mira los arlequines! (1974). Entre sus obras de no ficción cabe destacar su autobiografía Habla, memoria (1951) y ensayos literarios como Nikolai Gögol (1944) o sus cursos de literatura europea, sobre el Quijote o sobre la literatura rusa. En 1961 se trasladó a Suiza, donde murió en 1977. En 2009, su hijo Dmitri accedió a la publicación de su novela inacabada, El original de Laura.