No hay vínculo más fuerte que el existente entre madre e hija. Dulce o amargo, puede ser fuente de conflictos, duros reproches y desencuentros radicales, pero también de absoluta entrega y ternura. Lídia Guinart nos ayuda a reflexionar sobre las relaciones con nuestra progenitora ya que, queramos o no, es siempre una relación compleja. Aprenderemos a tomar conciencia del tipo de relación que tenemos con nuestra madre y a descubrir qué tipo de hijas somos. Madre sólo hay una... y nos será de gran utilidad saber si es controladora, narcisista, seductora, competidora, supercrítica, fría... Y todo ello no sólo para conocernos mejor sino para predecir qué tipo de madre seremos.