Segunda parte de las memorias de Alfonso Guerra. Alfonso Guerra nos desvela algunos interrogantes de la historia reciente de España, entre 1982, cuando es nombrado vicepresidente del gobierno, y 1991, con su dimisión. Entre otros asuntos, describe su relación con Felipe González o el apoyo socialista a la OTAN, cuestiona el caso Rumasa y opina sobre temas tan controvertidos como la legalidad del aborto.
Alfonso Guerra González (Sevilla, 1940), undécimo hijo de una humilde familia de trabajadores y padre de dos hijos, es ingeniero técnico industrial y licenciado en Filosofía y Letras, y ha ejercido la docencia. Pero, ante todo, Alfonso Guerra es socialista, sin fisuras ni concesiones, lo que jamás le impidió consensuar acuerdos relevantes con los adversarios políticos, como el suscrito con Fernando Abril Martorell durante las Constituyentes. Ingresó en las Juventudes Socialistas en 1960 y después en el PSOE, cuando estudiaba en la Universidad de Sevilla. Allí conoció a Felipe González, amigos inseparables hasta la ruptura, en 1991, y cómplices de la renovación del Partido Socialista. Desde 1979 hasta 1997, fue vicesecretario general del PSOE, y tras la victoria electoral de 1982 formó tándem durante casi una década como vicepresidente con el ya presidente del Gobierno, Felipe González. Diputado en el Congreso desde la primera legislatura, en 1977, ha presidido el Grupo Parlamentario, la Comisión Constitucional y, actualmente, la de Presupuestos. Inagotable lector e impulsor de iniciativas culturales, conferenciante, articulista y escritor, preside las fundaciones Pablo Iglesias y Sistema. Hijo Predilecto de Andalucía desde 2011, ha recibido distinciones de universidades de Roma, Perú y Paraguay. Antes de este libro ha publicado La democracia herida (1997), Diccionario de la izquierda (1998), Cuando el tiempo nos alcanza. Memorias. 1940-1982 (2004) y Dejando atrás los vientos. Memorias. 1982-1991 (2006).