Tras la llegada de las tropas napoleónicas a Egipto en 1798, esta provincia otomana comienza un largo proceso de reformas alentadas inicialmente por Mehmed Ali cuyo objetivo era mo dernizar el país. Paralelamente, Egipto se pone de moda en Europa cuando el I Imperio francés adopta un cierto estilo egiptizante en sus manifestaciones artísticas y sobre todo, con la inauguración del canal de Suez en 1867 que tuvo como protagonista principal a Eugenia de Montijo, en representación de la Francia de Napoleón III, todo lo cual gozó de una amplia repecusión en la prensa española e hispanoamericana de la época, que también se mantuvo atenta a los avatares de la ocupación británica y la situación en la zona durante la Gran Guerra. Egipto conoce durante el siglo XIX y primeros años del XX la llegada de diplomáticos, militares, intelectuales, aventureros y viajeros españoles e hispanoamericanos que, como Domingo Badía (Ali Bey), Bernal de O`Reilly Nemesio Artola, Adolfo de Mentaberry Enrique Gómez Carrillo o Vicente Blasco Ibáñez, por citar sólo un puñado de nombres, ofrecieron en sus textos una nueva versión sobre un mundo cerrado y desconocido hasta entonces, convirtiéndolo en el centro de atención de la opinión pública. Pablo Martín Asuero, autor de otros dos libros sobre Oriente Próximo publicados en esta misma colección (`España y el Líbano, 17881910. Viajeros, diplomáticos, peregrinos e inte lectuales y `Descripción del Damasco Otomano, 18071920, según las crónicas de viajeros españoles e hispanoamericanos`), reúne en esta obra las imágenes que se ofrecían entonces a los lectores en español sobre Egipto (El Cairo, Alejandría, el río Nilo, el canal de Suez) y sus habitantes y culturas (musulmanes, cristianos, judíos), para concluir con un repaso histórico de sus gobernadores y jedives.