En la historia del mito de don Juan, el Tenorio de José Zorrilla ocupa un lugar de gran relieve por su enorme y sostenido éxito y por la novedosa caracterización de su protagonista. Si algo definía a don Juan Tenorio desde su aparición en El burlador de Sevilla era una personalidad sin modulaciones, cifrada en una maldad impenitente y una implacable entrega al fraude y la mentira. En manos de Zorrilla, el aristócrata sevillano experimenta una transformación por gracia de doña Inés, catalizadora de un amor que redime y que puede abrir las puertas al arrepentimiento y el perdón. A más de un siglo y medio de su estreno, el Tenorio, que presentamos en la muy cuidada y precisa edición de Luis Fernández Cifuentes, sigue siendo una obra de extraordinaria popularidad, cuyos versos más conocidos son todavía (acaso gracias a su fundamental desmesura) patrimonio vivo de nuestra lengua.
Cuando contaba sólo 20 años, José zorrilla (1817-1893) leyó en el sepelio de Larra los versos que le consagraron como el nuevo ídolo del romanticismo. Ya había publicado su primer libro de poesía y abandonado el estudio de las leyes por la literatura y la bohemia. El zapatero y el rey y Traidor, inconfeso y mártir, entre otras, son obras con las que renovó el género y por las que fue reconocido como el más popular de los dramaturgos.