Será esta biografía la guía íntima de la vida y los secretos personales del alma de aquel personaje ilustre, que poco a poco se irá convirtiendo en un mito salido por un momento de los bosques poéticos de la creación literaria para volver de nuevo a su misterio. En la obra de Gómez de la Serna quedará verdadera constancia de qué vivió y de cómo fue ValleInclán. Él sólo dejó unas breves líneas autobiográficas, aunque en toda su obra parece traslucirse su autorretrato señorial de artista de la palabra y de la invención. Ramón Gómez de la Serna, su tocayo de nombre y por algo más su tocayo espiritual, dice tantas cosas de don Ramón en este libro que sería inútil hacer una somera reseña de esta biografía en unas pocas líneas. Señalado por el mismo don Ramón su biógrafo como un anhelo testamentario, Gómez de la Serna no ha escatimado admiración y respeto por el gran personaje. Ramón Gómez de la Serna, que ha hecho tan singulares y entrañables retratos de los más geniales y representativos pintores y literatos, extranjeros y nacionales, antiguos y modernos, que están en la memoria y en la biblioteca de todos, ha llegado en esta obra al logro dramático y expresivo del cuadro de una vida difícil y mágica, haciendo que don Ramón del ValleInclán pose, como en un filme, gallardo y apostólico, revelando toda su vida por orden de andanzas, éxtasis y calvarios. Lo que más destaca Gómez de la Serna en don Ramón es su aureola de artista, su fe en el ideal, su desdén por los que sólo piensan en repartirse lo mejor del mundo y sus sinecuras llenos de desesperada ambición. La independencia y el «furor ético» del maestro quedan incólumes. Así, para los lectores de ValleInclán que interpreten su obra como una oración a la belleza, esta biografía de Gómez de la Serna será la clave del alma humana y divina de don Ramón.
(1888-1963) es acaso el epítome del escritor vanguardista español. Difusor y defensor de gran número de vanguardias artísticas en la cultura española desde 1909, presumió de su propio «ismo», el «ramonismo». Escribió sin descanso desde su adolescencia y publicó donde quiera que se le dejara hasta su muerte. Creador de las conocidas «greguerías», es autor de novelas, obras de teatro, biografías, autobiografías, innumerables artículos periodísticos y responsable de formas innovadoras de expresión artística a través de sus inclasificables conferencias e intervenciones radiofónicas.