Las reflexiones de Ernst Jünger sobre el oficio del autor y
el lugar de la escritura en la cultura y la sociedad de hoy
pueden leerse como la recolección de una generosa "cosecha especial" que fue madurando durante muchos años de experiencia como novelista y ensayista. No cabe esperar en estas páginas tópicos, máximas magistrales o elogios vacíos de la literatura pura; Jünger es fiel a sí mismo y examina su arte con pasión, pero también con humor y con una ácida conciencia de la realidad en la que escritores, autores, críticos y editores comparten los libros, sin minimizar los factores políticos, económicos y culturales que inciden en la literatura.
En ocasiones el autor se concentra en los ámbitos más íntimos de la escritura, como su experiencia ante nuevos
vocabularios influidos por la tecnología y los medios de
comunicación y entretenimiento. Sin embargo, en otras, el autor aborda con lucidez y sin cortapisas el poder de los editores y críticos literarios y las escaramuzas generadas por la envidia de otros escritores.
Escritor alemán nacido en Heidelberg. A lo largo de sus 103 años, se transformó en uno de los hitos culturales fundamentales del siglo, no sólo en Alemania, sino en todo Occidente. Inmerso en un siglo convulso, portavoz no oficial de la Kultur germana tan denostada entre 1914 y 1945, sufre en su propia carne los prejuicios que la propaganda achaca a esta Kultur en todo su sentido negativo, prejuicios que, por extensión, no han dudado en esgrimir sus detractores en todo tiempo y lugar. No obstante, al conocedor de su obra no le queda más remedio que doblegarse y, aún no estando de acuerdo con todos sus postulados, reconocer su relevancia en el desarrollo cultural del siglo XX. Participó como voluntario en la primera guerra mundial. La experiencia de aquellos años terribles quedó reflejada en Tempestades de acero, primer tomo de sus Diarios. Terminada la contienda, alternó su afición a escribir y viajar con los estudios de zoología y filosofía. Dentro del conjunto de su extensa obra, ocupan una posición central los Diarios, que ofrecen el testimonio de una trayectoria intelectual que se extiende a lo largo de casi ochenta años. Su obra, polémica donde las haya, ha ido sobreviviendo a los avatares de la Historia gracias a la sedimentada lucidez con la cual ha vivido y dado cuenta, desde una posición personal siempre incómoda y delicada, de los acontecimientos que han ido marcando un siglo cargado de convulsiones de toda índole. Escribió entre otras obras, Acercamientos, La emboscadura, El libro del reloj de arena, Radiaciones (Vol. 1 Diarios de la Segunda Guerra Mundial), Radiaciones (Vol. 2 Diarios de la Segunda Guerra Mundial), Pasados los setenta I (Radiaciones Vol. 3), Tempestades de acero, La tijera, El tirachinas y El trabajador.