Coincidiendo con la llegada de un circo de freaks, un joven con voz de ángel, convertido en un próspero cantante de gospel, regresa a su pueblo, Enigma, donde están a punto de linchar a un negro por matar y violar a la que fuera su novia.
Los lugareños lo idolatran de un modo absurdo y le atribuyen poderes curativos que no posee. Él, atormentado por la dramatización de su farsa, no quiere que la verdad salga a la luz, pues teme que la magnitud de la decepción pueda resultar calamitosa.
Como afirma Kiko Amat en el prólogo, «Enigma es un pueblo lleno de retraso, burricie, violencia, racismo e, inevitablemente, fanatismo religioso, rama cristiana sureña extrema. Palurdos locos y creyentes: una eterna receta para la catástrofe».
Estuvo en la guerra de Corea. Durante su primer año en el ejército fue campeón de los pesos ligeros en su regimiento y le rompieron la nariz al menos 6 veces. Practicó karate durante 27 años. Su primer hijo murió ahogado. Entrenó halcones. Le gustaba la cetrería. Tenía un verso de E.E. Cummings tatuado en el brazo. Bebió mucho y se drogó lo suficiente. Hasta los 47 no tuvo su primera resaca. Admitía no ser una persona divertida. Él mismo se reía bastante poco. Todo su humor se encuentra en sus más de 20 libros. Murió en Florida, a los 76 años, por complicaciones de una neuropatía.