Jardiel Poncela vivió la literatura en todos los momentos de su vida. Cuando no escribía era porque estaba leyendo y cuando no leía era porque estaba montando y dirigiendo sus comedias. Pero las letras ocupaban también sus momentos íntimos: durante la comida leía en voz alta a su compañera lo que había elaborado por la mañana, se rodeaba en sus viajes de amigos de la profesión para seguir hablando de literatura, cuando escribía cartas a su familia lo hacía en verso. Por ello, las entrevistas que Jardiel concedió a innumerables diarios y revistas no son solamente piezas informativas, sino literatura cómica de la mejor, pues al responder a las preguntas se mostró generoso con su ingenio y su chispa, haciendo de ellas material eminentemente «publicable», por su gracia y su altísimo dominio de la lengua. Hemos decidido regalarle al lector esta parte desconocida de Jardiel, nunca antes reproducida, en la que encontramos a la persona cercana y simpática que trata los temas más cotidianos y generales, y también al experto teórico de la dramaturgia, que constata lo que ha aprendido en muchos años de ver y hacer teatro para beneficio de los que vienen después. Las entrevistas que aparecen en este volumen rabiosamente jardielescas y originales fueron concedidas a periódicos de Europa y América, y constituyen solo una muestra, una nueva faceta del humorista: la del genial contestador de preguntas. Consideramos especialmente interesantes la entrevista que le hizo José Ruiz-Castillo, editor de Biblioteca Nueva y la «Autointerviú» que se hizo el mismo Jardiel.
Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952) es uno de los miembros más destacados de la que se ha llamado «la generación inverosímil» y está considerado como el renovador del humor español moderno. Su producción literaria es ingente. Pese a que se le conoce más como dramaturgo, escribió también novelas, cuentos, poesías, ensayos, artículos periodísticos y guiones cinematográficos. Dirigió películas y fue empresario teatral. Su humor vanguardista y cosmopolita creó escuela y dejó una impronta jardielesca en los humoristas posteriores. Aparte de su obra creativa, Jardiel Poncela fue un teórico del humor, preconizó la superioridad de éste sobre el género dramático. Para él, la comicidad era uno de los frutos de la civilización. El humor surge de la inteligencia. Para poder entenderlo y apreciarlo en profundidad ha de poseerse una sólida cultura, una aguda sensibilidad, un buen conocimiento del propio idioma y una actitud sabia ante el mundo.
Enrique Jardiel Poncela fue uno de los escritores españoles más rupturistas de la primera mitad del siglo XX. Dramaturgo, novelista y guionista, conoció a Manuel Machado, quien le animó en su vocación, y a Ramón Gómez de la Serna que ejerció una gran influencia personal y literaria sobre él. Su obra, relacionada con el teatro del absurdo, se alejó del humor tradicional acercándose a otro más intelectual, inverosímil e ilógico, rompiendo así con el naturalismo tradicional imperante en el teatro español de la época, lo que le supuso no pocas críticas. A esto hay que sumar sus posteriores problemas con la censura franquista. Sin embargo, el paso de los años no ha hecho sino acrecentar su figura, y sus obras siguen representándose en la actualidad, habiéndose rodado, además, numerosas películas basadas en ellas. De su producción teatral destacan Una noche de primavera sin sueño (1927), Angelina o el honor de un brigadier (1934), Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936), Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Los ladrones somos gente honrada (1941). Entre sus novelas más destacadas figuran Amor se escribe sin hache (1929), ¡Espérame en Siberia, vida mía! (1930) y La «tournée» de Dios (1932).