Apariciones macabras, pactos con el diablo, cadáveres resucitados, monstruos de ciudad, pesadillas automáticas, aberraciones científicas... Todo suena extrañamente vigente y familiar. Los primeros relatos góticos y fantásticos, tal como los conocemos hoy en día, aparecen en el siglo XIX de la mano de los grandes autores del romanticismo alemán, anglosajón y francés. El género fantástico, en oposición a las grandes obras realistas y costumbristas de la época, les permite desarrollar su inclinación por lo sentimental, por lo patético, por lo macabro y lo inexplicable. Los autores románticos se inspiran además del folclore tradicional y resucitan historias y leyendas populares. De este modo, alimentan nuestro imaginario colectivo hasta la actualidad. La fantasía, la ciencia ficción y el género de horror, que conocemos hoy en día, se entremezclan en sus orígenes con la reivindicación romántica por lo tenebroso y lo irracional, a la que se añaden poco a poco reivindicaciones de carácter más social y crítico, como ocurre con la obra de Kafka. En efecto, el género fantástico permite situar en el mismo plano lo ilusorio y lo auténtico: de esta forma, los escritores no solo se limitan a la evocación poética del sufrimiento subjetivo, sino que introducen reflexiones de corte filosófico y político sobre la ciencia, la tecnología y por supuesto el ser humano.
Teniendo en cuenta el imparable auge del género de la ciencia ficción (distopías futuras y contemporáneas en nuestras pantallas de cine, televisión, ordenador y móvil) y de las historias de fantasmas y apariciones, pero también el resurgir de supersticiones y rituales más o menos mágicos que vivimos en nuestros días, no es de extrañar que Maupassant o Kafka estén tan presentes.
Este estuche de dos tomos reúne una colección de relatos de los maestros del género fantástico, desde Hoffmann y Poe hasta el inventor de mundos H.G. Wells, pasando por algunas leyendas del folklore de regiones próximas y distantes (Japón, Egipto, Francia), por algunos de los cuentos más sobrecogedores de los Hermanos Grimm e incluso por Voltaire y sus historias filosóficas.
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