Entre las múltiples perspectivas desde las que se puede abordar el encuentro de las religiones está la mística, la cual, por su carácter inefable y de exceso, deviene un lugar tan prometedor como inaccesible. Por ello se convierte en un nolugar, en outopía. De ahí que las intervenciones recogidas en este volumen lleven por título esta posible imposibilidad: que las religiones se encuentren desde ese ámbito al que sólo se puede llegar descalzos de imágenes, palabras y conceptos, ese horizonte por alcanzar en el que dejan de ser ellas mismas precisamente para poder llegar a ser lo que desean ser, pero trascendidas, más allá de sí.Ahora bien, abordar el fondo místico de las religiones no supone refugiarse en una región evanescente que permitiría eludir el momento en el que se vive, sino todo lo contrario: desde ese nolugar libre de juicio y de prejuicio surge el impulso común de las diversas tradiciones para ofrecer lo mejor de sí mismas en la transformación de lo humano.El encuentro interreligioso no puede ser concebido como la última estrategia de las religiones para no confrontarse con los grandes retos contemporáneos, sino, muy al contrario, como el lugar todavía por estrenar (por ello es aún un nolugar) en el que se pueden estimular entre ellas para discernir el grano de la paja que se ha ido acumulando en el granero de las religiones y que las hace alarmantemente torpes si no reaccionan a tiempo.
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