La tesis central del autor afirma el ocaso de las potencias creativas que subyacen a la interpretación del mundo y el modus operandi que conforman nuestra civilización. Da cuenta de un nuevo malestar en la cultura, que se expande de forma clandestina en el inconsciente colectivo. Sobre la base de este análisis, Sáez sostiene que el ocaso de Occidente radica en su agenesia (la impotencia de su substrato sociocultural para crearse a sí mismo) y en la necedad que la acompaña (en cuanto pérdida del autoextrañamiento). Tal estado yermo del mundo sociocultural da lugar a un agente patógeno ?la autofagia civilizatoria? que propulsa la crisis de la civilización hacia un progreso involucionista del que emanan patologías civilizatorias que cobran forma en procesos concretos sociales y políticos. Hay que atravesar desde dentro esta noche del ocaso ?termina sosteniendo el autor? para que se hagan realidad las luces de aurora que hoy se vislumbran y que el autor cifra en tres fundamentales: el centelleo pro-barroco, el destello del espíritu trágico y los principios de una ética de la lucidez.