"Los ensayos de [Julián B.] Sorel son un antídoto contra cualquier moralización de la historia y, también, contra cualquier determinismo que anule las opciones políticas en el pasado, el presente y el futuro de la isla. ¿Era inevitable que la historia de Cuba desembocara en el totalitarismo? La pregunta puede resultar ingenua, pero su recurrencia indica que el debate sobre el sentido de la historia nacional permanece abierto. No, no era inevitable. En 1958, las mejores y las peores tradiciones de la cultura política cubana (civismo y militarismo, pluralidad y exclusión, tolerancia e intransigencia, gradualismo y maximalismo, acuerdo y capricho, consenso y sobrebia...) estaban igualmente vivas".
Rafael Rojas