Tierra de Sumeria, tercera dinastía de Ur. El escriba Nishi es encontrado muerto en el palacio del gobernador, con un clavo clavado en la boca y el cráneo destrozado. Según los sacerdotes, la muerte violenta del emisario real es una señal divina, el castigo justo para la reciente ley que sanciona la confiscación de sus tierras. Pero el gobernador Ebgala no está dispuesto a escuchar las supersticiones que alimentan inquietudes y tensiones entre la gente del pueblo. Por este motivo, se dirige al único hombre capaz de descubrir la verdad. Es el inquieto y ambiguo Mebarasi, «el Sindiós de los ojos de águila y de mente perspicaz», el más hábil entre los funcionarios al servicio del Rey. Con la ayuda del joven Lipit, de quien ha aprendido la magia del alfabeto, Mebarasi indaga sobre el hecho. Entre las calles atestadas de gente y de comercios de la ciudad de Nim, deberá atar cabos de un misterio intrincado y escurridizo, entretejido con pasiones, venganzas, codicias. Mientras tanto, el número de muertos sigue aumentando