Como Sócrates, el profesor Lledó vuelve una y otra vez a los mismos temas. Y, sin embargo, como en los coloquios socráticos, en seguida se percibe una perspectiva distinta, una aproximación nueva y una mayor exigencia de conocimiento. En las páginas de este libro, Emilio Lledó realiza, a partir del Fedro de Platón, una meditación sobre la función de la escritura, el papel de la memoria en la constitución de la persona, la configuración de la consciencia en la lectura de los grandes textos y la libertad de exprexión. Que es, claro está, una reflexión sobre los componentes de nuestra intimidad, sobre la felicidad, la amistad, el tiempo, sobre la voz escrita que nos habla desde el pasado y sobre ese yo surcado implacablemente por el tiempo, porque estamos hechos de tiempo, de memoria y de lecturas. Como ha escrito Carlos García Gual, este libro «quiere invitar al lector a un diálogo con el texto y consigo mismo, al modo socrático, en una estupenda reflexión a favor de la memoria, la lectura y la autenticidad personal».
Emilio Lledó Íñigo nació en Sevilla y estudió en las Universidades de Madrid y Heidelberg Filosofía y Filología clásica. De 1956 a 1962 fue docente en esa Universidad alemana. Ha sido catedrático de Instituto en Valladolid, y catedrático de Historia de la Filosofía en las Universidades de La Laguna, Barcelona y UNED de Madrid.En 1988 fue nombrado fellow del Wissenschaftskolleg (Institute for Advanced Study) de Berlín, y en 1990 se le concedió el Premio Alexander von Humboldt de la República Federal Alemana. En 1992 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura (Ensayo), y desde 1994 es miembro de la Real Academia Española.Entre sus publicaciones: Filosofía y lenguaje (1970), La filosofía hoy (1975), Lenguaje e historia (1978