A Howard Ingham le resulta extraño que nadie le haya escrito desde que llegó a Túnez; ni el director de cine con el que se supone que debe encontrarse, ni su novia de Nueva York, que lo echa de menos (o al menos eso es lo que él espera). Mientras aguarda en un resort en la playa, incapaz de avanzar en el guión que ha ido a escribir, empieza una nueva novela sobre un hombre que lleva una doble vida amoral. Howard también se hace amigo de un compatriota americano aficionado al whisky escocés y con un interés sospechoso por la Unión Soviética, y de un danés que desconfía intensamente de los árabes. Cuando al final le llegan malas noticias desde su país, Howard piensa que más le vale quedarse en Túnez y seguir escribiendo, a pesar de los temblores que llenan el aire de violencia y tensión, de una moral ambigua.
Nació en Fort Worth (Texas) en 1921, aunque al poco tiempo su madre se la llevó a Nueva York.
Su amor por la escritura fue muy intenso desde su juventud, así como por la lectura. En 1942 se graduó en Barnard College y a los 24 años empezó a publicar relatos en la revista Harper's Bazaar. En 1950 vio la luz su primera novela, Extraños en un tren, con la que saltó a la fama gracias a la adaptación cinematográfica de Alfred Hitchcock, aunque sus novelas más conocidas serían las protagonizadas por el fascinante Tom Ripley, también llevado al cine en varias ocasiones. Hasta su muerte, publicó numerosas novelas y relatos, centrados la mayoría en la psicología de personajes perturba dores. Por diversos motivos, tanto personales como ideológicos, en 1963 abandonó Estados Unidos y se trasladó para siempre a Europa, donde residió principalmente en el Reino Unido y en Francia. Sus últimos años los pasó cerca de Locarno (Suiza) y allí falleció en 1995.