Durante años, Bazza Mackenzie ha sido el gran capo de la droga en la ciudad inglesa de Portsmouth. Tras amasar una fortuna, el gánster decide convertirse en gentleman y pasarse a los negocios legales. Sin embargo, la policía desconfía de este cambio tan radical y organiza una operación secreta para desenmascararlo. Todo parece ir sobre ruedas hasta que una noche atropellan en extrañas circunstancias al inspector encargado de la investigación, dejándolo entre la vida y la muerte. Llega entonces el turno de Joe Faraday, que ha de encargarse de seguir el rastro esquivo de Mackenzie. Nada más comenzar, las preocupaciones se multiplican para el detective. Por un lado, las bandas del norte del país han tomado la ciudad con el objetivo de repartirse el pastel de las drogas, y para ello no dudan en utilizar unos métodos que no tienen nada que envidiar a los de Bazza. Por otro lado, éste parece ir un paso por delante de sus perseguidores, como si conociera todos los detalles de la operación. Y para empeorarlo todo, J.J., el hijo de Faraday, se ve envuelto en la muerte de un estudiante por sobredosis.