Tres son las epopeyas indiscutibles de la antigüedad: La Ilíada, La Odisea y La Eneida. Fiel reflejo de un mundo mitológico, poético y realista, estos poemas épico-heroicos tienen a veces la sugestión de un auténtico libro de viajes. La Eneida, escrita por Virgilio en el siglo I a. J. C., fue salvada de la destrucción del Emperador, que se opuso a la voluntad del autor, que mandó quemar el manuscrito. En ella se recoge la leyenda de que los emperadores romanos descendían de los dioses, y Eneas es su héroe central. Esta obra maestra, ilustrada por Jaime Azpelicueta, ha sido traducida directa y literalmente del latín por el profesor Vicente López-Soto.
(70 a.C.-19 a.C.) es el poeta más importante de la literatura latina antigua, el clásico por excelencia, receptor y recreador del espíritu griego al tiempo que representante de la genuina romanidad, y además «padre de Occidente» (Th. Haecker). Es autor de las Bucólicas o Églogas (poemas pastoriles), de las Geórgicas (poesía didáctica) y de la Eneida (epopeya). Vive en época del principado de Augusto, de cuyos ideales políticos se hace eco, y es miembro del llamado «círculo de Mecenas».