La consideración social del trabajo ha variado mucho a lo largo de la historia. Para griegos y romanos era algo propio de esclavos, no de hombres libres. Hoy es el principal medio para obtener recursos económicos, alcanzar consideración social y prestigio, y ocupar cargos en las instituciones. Pero su sentido antropológico ha quedado normalmente en la penumbra. El trabajo manifiesta la superioridad y trascendencia del hombre sobre la naturaleza, es un medio para vivir la solidaridad con los demás y eleva la naturaleza a un fin más alto. Gracias al trabajo el hombre puede transformarla en un don que ofrecer a los demás y a Dios. Trascendiéndose a sí misma, la persona dirige a Dios la creación entera, manifestando así el verdadero sentido del hombre y del mundo. Rafael Corazón González (1952) es doctor en Filosofía y Letras y profesor de Filosofía en el IES 'Sierra Bermeja' de Málaga; es autor de veinte libros y numerosos artículos en revistas especializadas. Dedicado sobre todo al estudio del pensamiento moderno, ha prestado especial atención a autores como Descartes y Kant. En esta colección ha publicado: La verdad, un consenso posible; Saber, entender, vivir; Kant y la Ilustración, y El pesimismo ilustrado.