ALBERTO VÁZQUEZ-FIGUEROA / VAZQUEZ FIGUEROA,ALBERTO
«Por fin he escrito mi novela más importante.» Alberto Vázquez-Figueroa
Un valiente alegato contra la pobreza, el hambre y la injusticia.
Ochocientos cuarenta y dos millones de personas en el mundo no tienen suficiente para comer. La desnutrición mata a más de dos millones y medio de niños cada año. Sesenta y seis millones de niños van todos los días con hambre a la escuela.
Alberto Vázquez-Figueroa pone el foco en el mayor problema de la humanidad, el hambre, en esta novela extraordinaria que es un valiente alegato contra la injusticia, la pobreza y las indignantes desigualdades que toleramos a diario.
Los personajes que conquistaron a miles de lectores en su best seller Medusa vuelven a desfilar por las páginas de Hambre, cuya acción transcurre entre la indiferencia de los países occidentales y la desesperada miseria del África subsahariana.
«No sé si esta será mi mejor o mi peor novela, pero es la única que debería haber publicado porque gran parte de mi vida la dediqué a escribir sobre el tráfico de esclavos, la explotación infantil o el hambre que mata a millones de niños africanos, pero nunca comprendí que muchas de esas muertes podrían haberse evitado.
En regiones arrasadas por devastadoras sequias aterrizan aviones cargados de arroz, maíz, harina o lentejas, alimentos cuyos destinatarios jamás podrán digerir si carecen de agua. Lo que se consigue no es disminuir el problema sino multiplicarlo: pero cuando yo estaba en África no me daba cuenta.
Cuando llegue al desierto tenía doce años, y me avergüenza haber tardado sesenta y cinco en comprender que resulta posible alimentar a esos millones de hambrientos con mucho menos esfuerzo y un poco más de sentido común. No es cuestión de hacer milagros, sino de utilizar unos medios que la naturaleza ha puesto a nuestro alcance y que están deseando ser aprovechados.»
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa nació en 1936, el año en que empezó la guerra civil española. El principio de su vida está marcado por esa circunstancia histórica, pues su padre, sus tíos y su abuelo fueron encarcelados o deportados. A esta tragedia se une otra personal: en 1949 fallece su madre, y él, con trece años, es enviado con sus tíos al Sáhara, donde pasará el resto de su infancia y adolescencia.
La vida en el desierto, sus habitantes y su dureza le marcan en todos los sentidos. En 1954 vuelve a Santa Cruz de Tenerife, donde completa el bachillerato y decide estudiar periodismo en Madrid. Paralelamente a sus estudios logra una plaza como profesor de submarinismo en el buque-escuela Cruz del Sur, lo que le ocupará durante dos temporadas: 1957-1958.
En enero de 1958 dirige el equipo de buceadores que rescata los cadáveres del fondo del lago de Sanabria, adonde han sido arrastrados por la rotura de una presa.
Al acabar la carrera viaja a África Central, de donde vuelve con grandes reportajes que publica en el prestigioso semanario Destino. Tras varios años como corresponsal viajero de la citada revista, empieza a trabajar como enviado especial para La Vanguardia y para Televisión Española, cubriendo los conflictos bélicos más importantes de la época.
Poco a poco consigue compaginar sus grandes pasiones y hacer de ellas su modo de vida: la literatura, la aventura, los viajes... Al principio publica libros sobre los lugares lejanos y en cierto modo exóticos que conoce como periodista (África encadenada, La ruta de Orellana, Galápagos...), pero pasando los años empezará a publicar también novelas (Manaos, Tierra virgen, Quién mató al embajador...).
El éxito le llega con Ébano y, sobre todo, con Tuareg. Muchas de sus novelas son adaptadas al cine, industria con la que empieza una larga relación, ya que ha sido director, guionista y productor.
Entre sus obras más destacadas también pueden citarse, Sicario, El perro, El señor de las tinieblas, Coltán y las sagas Océano y Cienfuegos.
En 2010 se alzó con el prestigioso Premio Alfonso X el Sabio 2010 con su novela Garoé.