A comienzos de los 90 y recién cumplidos los treinta, escribí estos relatos que entonces me parecieron eróticos. No obstante, ahora que tengo cuarentitantos he descubierto que sólo eran literatura fantástica. Uno cuando es joven tiende a confundir el erotismo con la sexualidad. Al erotismo le basta con la fantasía, el deseo y la imaginación (ese es el quid de la cuestión). mientras que la sexualidad requiere pareja, espacio y una mínima parafernalia (ese es el kit de la cuestión). Así, a los treinta yo creía que mis personajes sólo echaban «quiquis», pero pasados los cuarenta he constatado que lo que hacían era un quidkit. Por eso Helarte de amar no es una colección de cuentos eróticos, sino un hatajo de disparates sexuales. Un libro de «cienciafricción».
Fernando Iwasaki, historiador, crítico, ensayista y narrador peruano, nació en Lima el 5 de junio de 1961. Licenciado en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Perú, fue profesor en la cátedra de Historia de la misma. Con una beca del gobierno español, fue investigador en el Archivo General de las Indias en Sevilla. Regresó a su país y fue profesor de Ciencias Políticas en la Universidad del Pacífico de Lima, regresando a Sevilla tres años más tarde para doctorarse en Historia de América en su universidad. Dirige la revista literaria Renacimiento y ha sido columnista en Diario 16, El País, La Razón y ABC. Como escritor, Iwasaki se ha dado a conocer a través de libros como Tres noches de corbata (1987), El sentimiento trágico de la Liga (1995), Inquisiciones peruanas (1994), El descubrimiento de España (1996), La caja de pan duro (2000), Un milagro informal (2003), Mi poncho es un kimono flamenco (2005), Republicanos. Cuando dejamos de ser realistas (2008), España, aparta de mí estos premios (2009), y Papel carbón. Cuentos 1983-1993 (2012) por citar sólo algunos de los títulos de su autoría. El Premio de Ensayo Alberto Ulloa, el Premio Fundación del Fútbol Profesional, el Conference on Latin American History Grant Award, el Premio Copé de Narrativa y el Premio Algaba son, hasta el momento, los reconocimientos que enaltecen la obra de Fernando Iwasaki.