Resulta triste y doloroso para la sociedad actual percatarse de una realidad que afecta, cada vez más, a las familias: la violencia reflejada en sus hijos, sean estos niños o jóvenes. Pero, ¿acaso nos hemos preguntado de dónde proviene esa violencia?, ¿nos preocupamos por evitarla o nos limitamos a ser testigos impotentes o, peor aún, cómplices de su acción, sin pensar en la clase de adultos en que podrían convertirse? Las generaciones recientes han crecido en la permisividad total no sólo en lo que se refiere a la falta de autoridad de sus padres, sino también a la libertad, convertida en libertinaje, de tener acceso a todas las expresiones de la violencia y el sexo a través de los medios de comunicación. Televisión, videojuegos, Internet, han impactado a niños y jóvenes con todo su potencial de violencia bajo la impasible tolerancia de los padres modernos, quienes ahora sufren las consecuencias de haber criado hijos tiranos crueles e intolerantes, a niños y jóvenes que ofenden a sus propios padres y familiares, se creen dueños del mundo y faltan el respeto a adultos y ancianos. En la actualidad es prioritario que los padres de familia adquieran conciencia de la urgencia de volver a encauzar la educación familiar hacia el respeto a los valores humanos fundamentales, así como a reconocer la necesidad de recuperar la autoridad sobre los hijos de una forma equilibrada, donde se mantenga la distancia adecuada entre el autoritarismo en el que tal vez nos educaron nuestros padres y la permisividad total que muchos padres han dado a sus hijos en esta época. Este libro analiza los factores familiares, escolares, neurológicos y ambientales que producen conductas agresivas y violentas en niños y jóvenes, además de orientar a los padres de familia con ideas prácticas para prevenirlos y formar hijos más tolerantes y compasivos.