Andrés Sorel nos descubre este personal retrato de José Luis Sampedro a través de su primera biografía autorizada. 1937. Guerra en España. Un joven oficial de Aduanas destinado en Santander publica una revista y en ella habla de Montaigne. Este es el punto de partida de esta narración. El joven oficial se llamaba José Luis Sampedro y el narrador de esta historia, Andrés Sorel. Sin duda es poco frecuente leer a Montaigne antes de los veinte y asimilarlo hasta el punto de sentir la necesidad de reflexionar sobre el escritor en una revista autoeditada. Este hecho poco conocido y comentado en la biografía de José Luis Sampedro llamó poderosamente la atención de Andrés Sorel, quien, al enterarse de ello setenta años después, miraría con otros ojos al para ya entonces prestigioso economista, docente, escritor, pensador, humanista y referente moral para muchos. En el sexto aniversario del fallecimiento de Sampedro, Sorel rinde homenaje al querido y admirado amigo con estas hermosas reflexiones. Con una escritura profunda, dura, pero a la vez poética, esta particular biografía se convierte en el testimonio de una larga amistad y en un auténtico privilegio para el lector que quiera asomarse a las conversaciones entre dos intelectuales hondamente comprometidos con sus ideas. Reseña:
«Lo que caracteriza a Andrés Sorel es su calidad como escritor.»
Luis María Anson, de la Real Academia Española
Andrés Sorel es el nombre literario (tomado del personaje de Stendhal) de Andrés Martínez Sánchez, nacido en Segovia en 1937. Militante comunista durante la dictadura, dirigió en Madrid el clandestino Revolución y Cultura, y en París, donde se exilió entre 1972 y 1974, la publicación Información Española, destinada a los inmigrantes españoles en Europa. Ha publicado más de cincuenta obras, traducidas a multitud de idiomas, algunas de las cuales fueron prohibidas durante el franquismo por el ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne. A finales de 1974 dejó el PCE y, poco después, a la muerte de Franco, regresó a España y empezó a colaborar en diversos medios. En 1984 fundó el diario Liberación, presentado como el primer periódico de izquierdas radical del país. Durante 25 años ha sido secretario general de la Asociación Colegial de Escritores de España y director de la revista República de las Letras.