Desde la creación del Mossad en marzo de 1951, sus agentes se dedicaron a buscar a los oponentes al Estado de Israel en lo más recóndito del planeta. La primera operación autorizada «políticamente» por un jefe de gobierno a la entonces unidad de Nokmin (Vengadores) sucedería en mayo de 1960, cuando David Ben-Gurion permitió a Isser Harel el secuestro y posterior traslado a Israel de Adolf Eichmann, uno de los máximos responsables de la llamada «Solución Final» nazi, que vivía bajo otra identidad en la ciudad de Buenos Aires. Eichmann sería ajusticiado en la horca en 1962. El éxito de esa operación, llamada «Garibaldi», supuso la creación del temible Kidon (Bayoneta), la sub-unidad de ejecutores del Metsada, el departamento de operaciones especiales del Mossad. El Kidon y sus miembros, también llamados kidones, se convirtieron en la punta de lanza de las nuevas venganzas que debería llevar a cabo Israel contra sus enemigos.
Experto en política vaticana, servicios de inteligencia y terrorismo islámico, el escritor Eric Frattini ha trabajado en diversos medios de comunicación y ha sido corresponsal en Líbano, Chipre y Jerusalén.