En la Navidad de 1944 poco hacía sospechar a los mandos Aliados que Alemania estaba a punto de desencadenar su última gran ofensiva, el canto del cisne de unas fuerzas que tres años antes dominaban Europa y estaban a las puertas de Moscú. Siguiendo un plan osado e innovador, las tropas alemanas hundieron el frente estadounidense en las Ardenas y estuvieron a punto de cambiar el curso de la guerra. Al final, la resistencia heroica de algunas unidades norteamericanas, como la 101 División Aerotransportada en Bastogne, la rápida reacción del mando Aliado en las personas de Montgomery y Patton y la falta de reservas tanto humanas como materiales en el bando alemán condujeron a la derrota de las fuerzas de Hitler tras una devastadora batalla. «Cuando recordemos nuestra gloriosa historia tendremos que tener cuidado de no reclamar para el Ejército británico una parte que no le corresponde en lo que es sin duda la mayor batalla norteamericana de la guerra y que será considerada, en mi opinión, como una extraordinaria batalla norteamericana.» Winston Churchill, discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes el 17 de enero de 1945.