«Yo nací roto. En el mismo paritorio di positivo en VIH. Mis padres eran drogodependientes. Mis abuelos se iban a enfrentar al fallecimiento de dos hijas -una de ellas, mi madre- y yo iba a vivir con un abuelo autoritario y una abuela coraje, pero con las secuelas de todo lo pasado. Años más tarde, todos me llamarían «maricón» en el colegio religioso en el que estudié. El acoso me iba a llevar hasta el defensor del menor para intentar sobrevivir a aquella situación que me dejó sin poder ir a clase un año entero.Cuando decidí crear mi asociación sin ánimo de lucro, Proyecto Kintsugi, me inspiré en ese arte japonés, con miles de años de antigüedad, que consiste en restaurar piezas de cerámica rotas, pero con una peculiaridad: una vez que se ha hecho la magia de juntar de nuevo todos esos añicos, se recubren de oro las grietas, creando así un objeto única, nuevo e irremplazable.El Kintsugi es mi modelo de vida, mi filosofía. Todas las personas somos piezas de cerámica que, tarde o temprano, nos rompemos y hemos de aprender a ver la belleza de las cicatrices y reconstruirnos artesanalmente, con empoderamiento, fuerza y brillo».
EL AUTOR
Soy Iván Garrido. Nací en 1991 en Madrid, con VIH. Mis padres eran drogodependientes y los primeros años de mi vida se desarrollaron entre una familia caótica y los hospitales. Sobreviví hasta chocarme con un nuevo obstáculo: el bullyng por ser gay. En cuanto pude, me fui a Barcelona, donde descubrí qué era realmente el amor de una familia.Estudié Psicología para entender la complejidad de la mente humana. Fueron muchos los golpes por el camino, hasta que fundé el Proyecto Kintsugi. Una idea que empodera a las personas y con la que, a través de mi historia como la primera pieza rota del Proyecto, he conseguido implementar una filosofía de vida que hoy ya ha cambiado a miles de seguidores en redes sociales. Acompáñame en este viaje, estoy seguro de que no te dejará indiferente.