" La casa de Bernarda Alba " sigue siendo hoy un título frecuente en las carteleras teatrales, y no solo españolas. Desde su estreno en Buenos Aires en 1945, directores, escenógrafos y actores la han sentido como un reto. Quizá es difícil imaginar hoy una situación similar a la que se plantea en la obra. Vivir en un pueblo pequeño, donde el peso de la honra y la tradición ahoga a la mujer hasta el punto de que el luto por la muerte de alguien significa encerrarse durante ocho años en una casa sin tan siquiera poder asomarse a la ventana. Esta es la situación descrita en la obra. Un drama en el que un clamor callado de anhelos insatisfechos intenta encontrar algún resquicio hacia la libertad y la vida.
Federico García Lorca hijo de un rico propietario y de una maestra, vivió una infancia rural a la que sumó una completa formación. Se trasladó a Madrid, donde se alojó en la Residencia de Estudiantes y conoció a sus compañeros de generación y a muchas figuras del panorama artístico. En este ambiente conoce las Vanguardias, pero su personal sensibilidad sobrepasa las modas y triunfa definitivamente con su emblemático Romancero gitano. Tras vivir una enriquecedora temporada en Cuba y Nueva York (el impacto de esta ciudad da lugar a Poeta en Nueva York), vuelve a España. Durante la República, dirige la compañía La Barraca, grupo teatral universitario con el que llevó el teatro clásico por todos los rincones de España. En 1933 visita Buenos Aires, donde sus dramas obtienen gran éxito. De regreso, Lorca, que es ya poeta de éxito, manifiesta públicamente sus ideas de izquierdas; este hecho lo pone en el punto de mira de los nacionales que lo asesinan nada más estallar la guerra civil, dos meses después de terminar La casa de Bernarda Alba. Otras obras destacadas del autor son Poema del cante jondo, La zapatera prodigiosa, Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, Mariana Pineda y El público, todas ellas publicadas en Austral.