Una obra clásica que recuerda que, más allá de la transmisión de competencias técnicas, la misión esencial de la educación es ayudar a la persona a crecer como persona.
Jacques Maritain (1882-1973) fue, sin duda, una de las figuras señeras de la filosofía del siglo XX. Liberado del materialismo académico de su tiempo por la filosofía de Bergson, que luego impugnaría en su primera obra, se convirtió con su esposa Raïssa al catolicismo en 1906, entregándose apasionadamente hasta el final de su vida a una ambiciosa tarea de crítica y regeneración filosófica de la cultura moderna a la luz de la sabiduría cristiana. Sus obras han hecho de él uno de los filósofos más leídos dentro y fuera de Francia y uno de los maestros espirituales más influyentes y discutidos en Europa y América.