Cada vez que se abordan los problemas del símbolo, del simbolismo y su desciframiento, se presenta una ambigüedad fundamental. El símbolo no solamente posee un doble sentido: uno concreto, propio, y el otro alusivo y figurado, sino que incluso la clasificación de los símbolos nos revela los "regímenes" antagónicos bajo los cuales se ordenan las imágenes. Más aún: el símbolo no sólo es un doble, ya que se clasifica en dos grandes categorías, sino que incluso las hermenéuticas son dobles: unas reductivas, "arqueológicas", otras instauradoras, amplificadoras y "escatológicas". Es que la imaginación simbólica es negación vital de manera dinámica, negación de la nada de la muerte y del tiempo. Esta esencia dialéctica del símbolo se manifiesta en muchos planos, y Gilbert Durand la examina partiendo del psicoanálisis freudiano y llegando a la teofanía, para encontrar a la imaginación simbólica confundiéndose con la marcha de toda la cultura humana. Pues es en el irremediable desgarramiento entre la fugacidad de la imagen y la perennidad del sentido que constituye el símbolo donde se refugia la totalidad de la cultura de los hombres, como una mediación perpetua entre su Esperanza y su condición temporal.
Gilbert Durand (Saboya, 1921) perteneció a la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, antes de acceder a la cátedra de Sociología de la Universidad de Grenoble. Alumno de Bachelard, amigo de Eliade, gran conocedor de la obra de Jung, conjuga la antropología, la mitología, la psicología y las ciencias exactas en un original método crítico: la mitocrítica y el mitoanálisis. Con Henry Corbin, colaboró en los trabajos de la Universidad San Juan de Jerusalén, y se interesó tanto por la literatura, la pintura, la música y las tradiciones de los pueblos como por la espiritualidad, reflexionando sobre lo que llama la Ciencia del Hombre, que relaciona todas las disciplinas atomizadas en las ciencias humanas y sociales. Por todos sus méritos ha sido nombrado en Francia Commandeur de la Légion d