La gran obra maestra de la literatura japonesa de todos los tiempos. Una obra magna fascinante que conjuga la novela de aprendizaje vital, el relato amoroso y erótico, la saga familiar y la crónica de costumbres. Escrita por una mujer del refinado Japón imperial de la segunda mitad del siglo X, la novela es una obra magna fascinante, a la altura de Quijote, Guerra y paz o Hamlet. La historia de Genji se esparce por más de medio siglo, con infinidad de personajes y de aventuras, muchas galantes, en que el protagonista, hijo del emperador a quien han alejado del poder desde su infancia, pugna por recuperar sus derechos. Una vida de éxitos y fracasos, de maquinaciones de poder y de erotismo que llenan el clásico más notable de cuantos quedaban por traducir a nuestra lengua. Murasaki Shikibu, Fue el centro de un exquisito círculo literario femenino en el Japón del Siglo X.
A pesar de que en su tiempo fue reconocido su enorme talento, muy poco es lo que se conoce de la vida de la escritora. Tal vez haya nacido en el 975, tal vez haya muerto en el año 1014. Ni siquiera se sabe su auténtico nombre. Se sabe que era hija de un erudito aunque poeta sin talento, apasionado por la literatura, que enseñó a su hija la lengua china y sus clásicos, pero también le transmitió el amor por la literatura de sus antepasados. Dicen que su padre lamentaba que aquella niña tan inteligente no hubiese nacido varón para continuar el prestigio literario de la familia. Sin embargo, llevó a su joven hija con él a través de un largo viaje por el Imperio. Se sabe que a los veintinueve años Murasaki vivía en la Corte como dama de compañía de la inteligente emperatriz Akiko. Entre el año 1008 y el año 1010 compone su diario, tal vez simultáneamente a la composición de La novela de Genji.