La olla de oro (1912) es quizá la novela de aprendizaje más original que se haya escrito, pues, aunque pródiga en enseñanzas y sentencias, no se deriva de ella conclusión alguna, a no ser el gran logro común que es existir. Con abierta ironía, James Stephens recrea un mundo en donde conviven ladrones y filósofos, pastoras y dioses, hombres de vida triste y tribus de hadas.
James Stephens, que oficialmente nació en Dublín en 1880, siempre afirmó que había nacido el 2 de febrero de 1882, el mismo día que James Joyce. Ambos autores tuvieron carreras paralelas, empezaron trabajando en periódicos de la capital irlandesa y se inspiraron en las clases media y bajas para sus obras. Además, les unía una profunda amistad tanto que James Joyce, preocupado por su capacidad para terminar Finnegans Wake (1939), le propuso a Stephens que lo terminara si él no podía. Defensor del nacionalismo irlandés, en 1916 dedicó uno de sus escritos a los ejecutados tras el Alzamiento de Pascua.