«Esta obra aporta respuestas novedosas y bien informadas a muchas de las preguntas que nos hacemos ante la sorprendente resiliencia o fuerza de los seres humanos para superar los infortunios más penosos [...] En mi opinión, la lectura de este libro será de gran utilidad no sólo para los profesionales preocupados por el desarrollo saludable de los niños que se enfrentan a situaciones de riesgo, sino para todos aquellos que sientan curiosidad por entender mejor la naturaleza humana [...] Las vidas de los niños que tan lúcidamente describen Isabel Martínez y Ana Vásquez, son ejemplos conmovedores de que todos podemos salir reforzados de la adversidad.» Del Prólogo de Luis Rojas Marcos ¿Cuántas personas pueden influir en el pleno desarrollo de un niño con dificultades de integración? ¿De qué manera las instituciones participan del cuidado y de la atención que requiere todo niño que ha sufrido el exilio? ¿Qué debe hacerse cuando los hijos de las minorías no cuentan con los recursos necesarios ni los medios adecuados para sentir que también ellos forman parte de una sociedad? En La resiliencia invisible, las autoras parten del trabajo que han realizado en Barcelona y en París con niños sordos y con aquellos niños cuyos padres han debido emigrar de sus países de origen, perseguidos por la violencia o el hambre. A diferencia de otro tipo de estudios, en este libro, Isabel Martínez y Ana Vásquez hacen hincapié en la importancia que tienen los tutores invisibles, que trabajan a la par de los educadores y contribuyen a la integración de estos niños en la sociedad. La labor específica de cada uno de los agentes ¿se trata de investigadores pasivos o de clínicos? es fundamental durante un proceso terapéutico de acompañamiento cuya finalidad es «apoyar, desarrollar y profundizan las potencialidades de cada uno de los niños. Para ello, como método de trabajo proponen una perspectiva etnográfica a largo plazo que construya categorías diferentes desde una impronta cultural que sirva de marco teórico y que, a la vez, otorgue una importancia capital a la influencia de la Historia en la historia particular de cada niño. Solo así, afirman las autoras, se pueden contextualizar las problemáticas de los niños y abordar la relación con la familia y con la escuela dentro de un marco concreto basado en la dinámica de la resiliencia