La desgarradora tristeza Leopardi (1798-1837), su hondo y total pesimismo no tienen nada de afectación ni de postura. Hay que seguir paso a paso el, doloroso calvario de la vida del gran escritor para comprender esa amargura, ese disgusto de la existencia, ese taedíum vitae que es como el fondo mismo de su trágica filosofía, la que, por contradicción milagrosa, lejos de deprimir nuestro espíritu, nos vivifica y nos exalta. Miguel Romero Martínez
Giacomo Leopardi nació en 1798 en Recanati (Italia), hijo del conde Monaldo Leopardi y de la marquesa Adelaida Antici. A los 18 años escribe odas griegas y de erudición histórica y filológica, así como libros de carácter enciclopédico. En 1817 anota los primeros pensamientos para el que habría de ser una especie de voluminoso diario, el Zibaldone. En 1819 madura su «conversión filosófica» y tiene lugar el paso de la poesía a la filosofía que caracterizará a su obra. Tras un fallido intento de fuga de su casa, en 1823 viaja a Roma. Residirá después en Milán, Bolonia, Florencia y Pisa. En 1831 ve la luz en Florencia la edición de los Cantos. En 1836, para huir de la amenaza del cólera, se refugia en La Ginestra, en las laderas del Vesubio, y el 14 de junio de 1837 muere a los 39 años.