Andrés Carranque de Ríos (19021936), anarquista resabiado, donjuan repeinado con bigote a lo Errol Flynn, aficionado a la literatura decidido a convertirse en un gran escritor, contó solo con treinta y cuatro años para intentarlo. Apenas empezaba a ser valorada su obra en Madrid, en los años treinta, enfermó. La intelectualidad y el público proletario que podían interesarse por sus libros cargados de cinismo contra la burguesía, el ejército, la Iglesia y la aristocracia estaban más ocupados en sobrevivir a los días aciagos de la guerra civil, que en aprender a valorar la escritura incisiva de este autodidacta rebelde. No obstante, su carrera literaria resultó vertiginosa en el panorama literario de preguerra. Tipos vulgares, mujeres de burdel, obreros que luchan, idealistas desenfocados y niños con hambre son los personajes que caracterizan la narrativa de Xarranque. La ideología anarquista tiñe La vida difícil para darle un sentido buscado desde el punto de vista ideológico. El autor hace una lectura derrotista de sus contemporáneos. No hay opción: miseria o muerte. Ésa es la dura elección que late en las páginas de la novela.
Andrés Carranque de Ríos (Madrid, 1902) cultivó oficios muy variados -vendedor ambulante, marino, actor, mánager de boxeo, periodista o modelo de estudiantes de bellas artes-, además del de escritor. En 1921 lo encarcelaron por distribuir octavillas anarquistas. Al año siguiente se marchó a París, donde luego trabaría amistad con los surrealistas franceses, en especial René Crevel. En 1923 publicó su poemario Nómada y se dedicó a leer versos en los casinos de España. Después de participar en películas como Al Hollywood madrileño o Zalacaín el aventurero, conoció a Baroja e hizo trabajos de doblaje. Publicó su primera novela, Uno, en 1934, seguida de La vida difícil (1935). En 1936, tras publicar Cinematógrafo, falleció en Madrid.