«Algunos diarios y libros de memorias son grandes piezas literarias, que han hecho mis delicias en diferentes tiempos, pero también es de señalar que no lo son porque la persona haya vivido nada extraordinario, sino por otra cosa indefinible que los hace grandes, entretenidos, apasionantes». Todas estas razones, que Nieva recoge en su presentación de Las cosas como fueron, sirven como argumento para inducir a la lectura de su obra. Sinceridad, provocación, autenticidad, seducción y, sobre todo, la intención de exponer los hechos biográficos de la forma más precisa y veraz, sin ocultar nada, realizando un magnífico ejercicio de retrospección y sacando a la luz toda su realidad, todo lo que ha sido y lo que es. Nieva afirma que no ha vivido nada extraordinaro, pero sí lo es, sin duda, cómo lo expresa. Nunca se ha publicado en España una autobiografía de Francisco Nieva en la que se interrelacionen tanto el contexto social como el personal del autor en esta obra tan provocadora.
FRANCISCO NIEVA nació en Valdepeñas (Ciudad Real) el 29 de diciembre de 1927. En 1942 se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid para estudiar pintura y en 1945 entró en contacto con el postismo, primer movimiento de vanguardia de la posguerra española. Entre 1948 y 1963 residió en París, donde recibió el premio Polignac por el conjunto de su obra artística. Tras residir un año en Venecia regresó a Madrid en 1964, y, salvo largas estancias en Berlín y Roma, ha permanecido afincado en esta ciudad. Su creación, centrada inicialmente en la pintura, se orientó también luego hacia la escenografía y dirección teatral y operística y la decoración cinematográfica. Su producción teatral le ha valido el Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones (1980 y 1992) y se halla hoy reunida en los dos volúmenes de su Teatro completo (1991). Ha tenido además una relevante actividad como ensayista y articulista, reconocida con el premio Mariano de Cavia. En 1986, la Real Academia Española eligió a Nieva para la plaza de número vacante por el fallecimiento de Antonio Tovar, de la que tomó posesión en 1990. El conjunto de la obra literaria de Nieva obtuvo en 1992 el premio Príncipe de Asturias de las Letras. Su primera novela, El viaje a Pantaélica (Seix Barral, 1994), alcanzó extraordinaria resonancia, superada incluso a raíz de la aparición de la segunda, Granada de las mil noches (Seix Barral, 1994).