Lumen recupera este título fundamental de la poesía española del siglo XX tras cincuenta años de su publicación original, con nuevo prólogo de Andreu Jaume, un poema y un texto inéditos. En 1975, Jaime Gil de Biedma reunió su poesía con el título Las personas del verbo, un volumen en el que incluyó sus tres libros, Compañeros de viaje, Moralidades y Poemas póstumos, revisados y ordenados para la ocasión. En 1982 publicó una segunda edición, ampliada con los escasos poemas que había escrito hasta entonces. Aunque con ello el autor consideró que quedaba fijado definitivamente el corpus de su poesía es hoy, cumplidos los cincuenta años de su primera publicación, cuando podemos decir que, de manera definitiva, la obra poética completa de Gil de Biedma queda recogida en un volumen, tras la investigación en el archivo del autor llevada a cabo por Andreu Jaume. Esta edición incluye un prólogo de Andreu Jaume y dos textos del autor inéditos hasta la fecha. Las personas del verbo es ya un clásico de la poesía española del siglo XX que destaca por su afán de perfección, su transparente complejidad, su lucidez y su capacidad evocativa y meditativa, y esta edición es una muestra de la vigencia absoluta de su propuesta poética.La crítica ha dicho...
«Su poesía sencilla y directa te toca el corazón. Gil de Biedma es un poeta de todos. Te recuerda la importancia de la vida sin más atributos que ella misma.»
Manuel Vilas «Hizo de su literatura un acto de negación de la hipocresía y de afirmación contra la mentira.»
Luis García Montero «Uno de los grandes referentes de nuestra poesía y uno de mis poetas favoritos. Su prosa poética, de una brillantez y una ternura abrumadoras, cambiaron el concepto de la poesía tradicional. […] Me gustaría pensar que su poesía es eterna y Las personas del verbo, un libro que no hay que perderse.»
Joaquín Sabina «Jaime Gil de Biedma incorporó en su obra una serie de trazos diferenciales, como la peculiar intensidad de su tono, su asimilación de una tradición cultural más amplia que la estrictamente hispánica y su esmeradísima perfección formal.»
El País «Comotodos los escritores que han tocado la fibra íntima de sus lectores, cada uno tiene su Gil de Biedma.»
La Vanguardia «Pocos poetas habrán ejercido un magisterio tan poderoso como Jaime Gil de Biedma. [...] Una obra lo suficientemente acotada y penetrante para seguir influyendo en nuevos y jóvenes lectores.»
Javier Ors, La Razón«Tenía una poderosa inteligencia, era seductor, elegante con un toque anglosajón, buen conversador, de enorme cultura, prodigiosa memoria; era brillante, tenía sensibilidad y ternura, dominaba idiomas, era cosmopolita y, además, sentía curiosidad por todo.»
Rosa Mora, El País «Poemas en los que nada falta y nada sobra.»
Carme Riera, La Vanguardia«Un poeta imprescindible.»
El Español «No fue la suya una vida fácil, pero fue fiel a sí mismo, a sus versos y a sus amigos.»
José-Carlos Mainer, Babelia, El País
«Nací en Barcelona en 1929 y aquí he residido casi siempre. Pasé los tres años de la guerra civil en Nava de la Asunción, un pueblo de la provincia de Segovia en donde mi familia posee una casa a la que siempre acabo por volver. La alternancia entre Cataluña y Castilla, es decir: entre la ciudad y el campo ?o, para ser más exacto, entre la vida burguesa y la vie de chateau?, ha sido un factor importante en la formación de mi mitología personal. Estudié Derecho en Barcelona y Salamanca; me licencié en 1951. Desde 1955 trabajo en una empresa comercial. Mi empleo me ha llevado a vivir largas emporadas en Manila, ciudad que adoro y que me resulta bastante menos exótica que Sevilla, porque la entiendo mejor. Me quedé calvo en 1962; la pérdida me fastidia pero no me obsesiona ?dicen que tengo una línea de cabeza muy buena. Gano bastante dinero. No ahorro. He sido de izquierdas y es muy probable que siga siéndolo, pero hace ya algún tiempo que no ejerzo.» «Bien. Supongamos ahora que han pasado doce años desde que escribí lo anterior. Y aun vayamos más lejos, supongamos lo más terrible: que nuestra suposición?tuya y mía, lector, acuérdate? sea la verdad absoluta. ¿Qué diré entonces que ha sido de mí durante este espacio interlinear? Lo primero y lo instintivo, es decir que nada. Luego, tras algún pensar, ciertos hechos se imponen.