Los poetas que conforman esta antología ofrecen distintas miradas en torno a la visión de la naturaleza como motivo ético y estético. En Diego Jesús Jiménez sobresale la plasticidad metafórica, casi pictórica, entreverada en el universo de la infancia. Antonio Colinas destaca por la hondura metafísica y la visión humanista del entorno donde se ambienta su poesía de una elegancia clásica y neorromántica. Rafael Álvarez Merlo ofrece un selecto uso del metro ribeteado de una saludable modernidad tierna y transparente. En José Luis Puerto aflora la profundidad de un tono ancestral y telúrico, con unos versos rítmicos y armoniosamente sólidos. Julio Llamazares revela una poesía de un carácter épico plenamente rural, muy evocativo, donde aparece la obsesión del autor por el paso del tiempo. En Alejandro López Andrada destaca la emoción ética y estética de un universo perdido donde afloran las ruinas de la infancia y el lenguaje de los pájaros y los árboles. Antonio Cabrera ofrece una mirada filosófica sobre el entorno mediterráneo en un tono lírico puro. Álvaro Valverde destaca por un elegante carácter meditativo de resonancias clásicas, en una naturaleza más reflexiva que íntima. La poesía de Basilio Sánchez, abstracta y sentimental, manifiesta una naturaleza fecundada por la cotidianeidad de un universo donde los objetos y los símbolos se funden sutilmente. Vicente Valero profundiza en una visión humanista y mediterránea cargada de símbolos misteriosos y resonancias clásicas. La naturaleza en Juan Antonio Bernier aparece más escorada hacia la reflexión y la esencialidad lírica del instante poético. Por último, Francisco Onieva nos sumerge en un paisaje conectado a la emoción y a la pureza contemplativa del paso del tiempo.