Si la fuerza de voluntad, el talento y el afán de superación tienen un nombre, este es el de Santiago Ramón y Cajal, un niño rebelde de un pueblo navarro que decidió convertirse en el mejor deportista para enfrentarse a los matones del colegio, en el mejor jugador de ajedrez para batir a los amigos del café y en el editor de su propia revista científica, con la que se presentó ante los más reputados científicos internacionales, para demostrar sus teorías sobre el sistema nervioso, que le hicieron ganar el Premio Nobel en 1906. Felipe Jiménez de Asúa, alumno y cercano colaborador del sabio Cajal en sus últimos años, relata la apasionante aventura vital de un hombre cuyo nervio anima hoy todavía a los jóvenes científicos y a los soñadores de todo el mundo.