Del mismo modo que Las armas y las letras, la formidable aproximación de conjunto con la que Andrés Trapiello cambió el modo en que consideramos las relaciones entre los escritores y la Guerra Civil, Los nietos del Cid es mucho más que un ensayo sobre literatura. Opacados a veces por los sucesores del 27, que no reconocieron su deuda y los trataron injustamente como antiguallas, los autores del 98 conformaron la más brillante generación de todos los tiempos y fue a través de ellos como España, un país declinante que los recibió con hostilidad, ingresó en una modernidad que apenas había dado entre nosotros los primeros pasos. Valle-Inclán, Baroja, Unamuno, Azorín, los Machado o Juan Ramón Jiménez, pero también figuras menores como Sawa, Noel, Ciro Bayo o Silverio Lanza, o poco recordadas como Solana o Fortún, atraviesan estas páginas magistrales que evalúan las obras y se detienen asimismo en las vidas, con el estilo claro, ameno y bienhumorado de quien ha convertido la erudición en una de las bellas artes. Veinticinco años después de su primera aparición, Trapiello vuelve a darnos uno de sus libros fundament
Andrés Trapiello nació en
Manzaneda de Torío (León) en 1953 y vive en Madrid desde 1975. Autor de cinco
novelas, entre ellas El buque fantasma
(1992, Premio Internacional de Novela Plaza y Janés) y Los amigos del crimen perfecto (Premio Nadal 2003), también es
conocido por sus diarios -una «novela en marcha» que cuenta ya con doce
volúmenes- y por ensayos como Clásicos de
traje gris (1990), Las armas y las
letras (1995) o La noche de los
Cuatro Caminos (2001). Como poeta ha publicado Las tradiciones (1991),
donde están agrupados sus primeros libros, Acaso
una verdad (Premio Nacional de la Crítica 1993) y en 2001 Rama desnuda. El conjunto de su obra le
valió en 2002 el Premio de las Letras de la Comunidad de Madrid.