Con su estilo lírico y a la vez despojado, su espléndido uso de los relatos de la tradición persa y la firme exposición de sus convicciones, especialmente sobre la condición de la mujer, Rahimi compone una magnífica coreografía.
En Maldito sea Dostoievski Atiq Rahimi se inspira en la trama de Crimen y castigo, pero la revisa, la corrige y la traslada a la realidad actual de Afganistán... Rasul, el protagonista, ha matado a una anciana para castigarla por el destino atroz al que ha condenado a su novia Sufia y para robarle y ayudar así a su familia y a la de ésta. Cometido el crimen, Rasul es devorado por el remordimiento y la culpa, pero también intuye que su acto tiene algo de ejemplar en el contexto de la guerra civil y el colapso de todos los valores de Afganistán, en un Kabul donde la brutalidad y la corrupción están más que generalizadas. Así pues, Rasul quiere entregarse a la policía, a la justicia, pero no lo consigue porque su caso no le interesa a nadie. Sin embargo, a fuerza de obstinación y, después, de pasividad, acabará por ser juzgado en unas condiciones casi rocambolescas, aunque muy reveladoras de la desintegración de la sociedad afgana y de la religión que la cimienta.
Atiq Rahimi (Kabul, 1962) estudió en el Liceo franco-afgano de Kabul, y luego Literatura en la universidad de esa misma ciudad. En 1984, la guerra le obligó a refugiarse en Pakistán, desde donde pidió y obtuvo asilo político en Francia. A partir de entonces vive y trabaja en París. Una vez en la capital francesa, realizó el doctorado de Comunicación Audiovisual de La Sorbona. En la actualidad se dedica a la realización de documentales y a la escritura. Por su versión cinematográfica de Tierra y cenizas, que también dirigió, recibió el Premio de la mirada hacia el futuro en el Festival de Cannes 2004 y por La piedra de la paciencia (Siruela, 2009), el Premio Goncourt 2008.