Kay, Martin y el australiano bien pudieran formar parte de un: triángulo amoroso convencional: Kay abandona el hospital tras yna grave crisis para enfrentarse a la ruptura con Martin, su marido del que sigue prendida. Cuenta para ello con la ayúda del australiano que ha conocido casualmente a la salida de la clínica: Los tres se encuentran en una fiesta, entre jugadores de cricket, músicá y alcohol. Ante el désvalimiento y desequilibrio de Kay para afrontar las consecuencias de esta ruptura, el australiano promete prestar ayuda a la joven: ésta le acompañá`rá a California, donde alquilarán una casa junto a la playa hasta que ella se reponga, momenfo en que él volverá junto a su esposa e hijos en Nueva Zelanda. Pero tanto el cinismo del ex marido como la ingenuidad del austaaliano propician el caos: Demasiado frágil la casa de California donele se refugian los amantes,pomo para soportar las olas que se abaten sobre ella. Anna Kavan traza con ejemplar maestría, mediante el concurso de elementos e`stilísticos poco convencionales, premoniciones, pesadillas y simbologias, una novela de amor que se transforma en lo contrario, la radiografía de un tormento incruento que Ileva a la soledad más absoluta
Anna Kavan nació en 1901, en Cannes, Francia, con el nombre de Helen Emily Woods. Hija única de un matrimonio adinerado, creció viajando entre Europa y Estados Unidos hasta el suicidio de su padre, que la marcó profundamente; fue el primer hecho fatídico de una vida plagada de sufrimiento y asediada por la depresión y las adicciones. Su madre se negó a que estudiara en Oxford, tal y como ella le pedía, y la forzó a casarse con Donald Ferguson, quien había sido su propio amante. Este infeliz matrimonio quedó retratado en su novela Let me alone (1930). Kavan se casó y se divorció dos veces, perdió a su hijo en la Segunda Guerra Mundial, trató de suicidarse en tres ocasiones y pasó largas temporadas encerrada en hospitales psiquiátricos de Suiza e Inglaterra, de los que sacó el doloroso material con el que escribió los relatos que componen El descenso (Navona, 2019). Este fue el primer libro que firmó como Anna Kavan (seudónimo que acabaría asumiendo legalmente); en él aparece por primera vez la atmósfera opresiva y la paranoica figura del perseguidor que llevará a su culminación en Hielo (1967), considerada su obra maestra y con la que obtuvo popularidad a sus sesenta y seis años. El año siguiente a la publicación de Hielo, Anna Kavan murió sola en su casa de un ataque de corazón. Según la policía, en aquella casa había «suficiente heroína para matar toda la calle».