Publicada en 1880 por Émile Zola (1840 1902), con ella el autor alcanza la cúspide del naturalismo, o en otras palabras, el realismo elevado a las últimas consecuencias que el argumento requiere, al narrar con extraordinaria crudeza las aventuras de Naná, una prostituta de lujo y sus víctimas propiciatorias masculinas. Su aparición escandalizó a muchos y suscitó acusaciones de inmoralidad de las que el autor se defendió argumentando que él solo se limitaba a describir la vida y a mostrar lo que él descubría, veía o llegaba a conocer y preguntaba, si era un delito hablar de lo existente. La maestría literaria de Zola es indudable.
Nacido en
París en 1840, pasó su infancia en Aix-en-Provence, donde trabó una gran
amistad con Paul Cézanne. A los veintidós años entró a trabajar en la editorial
Hachette, empleo que abandonó en 1866 para dedicarse en exclusiva al periodismo
y a la literatura. Ya en 1864 había publicado un libro de tinte romántico que
cosechó un gran éxito: Contes à Ninon.
En 1867 saca a la luz su primera novela «naturalista», Thérèse Raquin, considerada en su momento littérature putride. En 1868 comienza el ciclo de los Rougon-Macquart, cuyas veinte novelas
concluyó en apenas veinticinco años. Condenado a un año de cárcel por su intervención
en el caso Dreyfus, en 1898 se exilia en Inglaterra durante once meses. En
1902, muere en París, asfixiado por las emanaciones de una chimenea.