Actor admirado, personaje querido, la existencia de Francisco Rabal llena casi tres cuartos de siglo de vida española. Trabajador infatigable y poseedor de una infinita hambre de saber, desde su humildísima procedencia minera y campesina supo labrarse una brillante carrera nacional e internacional que lo llevó a triunfar como primera figura de la escena española y a ser dirigido por cineastas del prestigio de Luis Buñuel, Michelangelo Antonioni, Luchino Visconti, Claude Chabrol, Leopoldo TorreNilsson, Rafael Gil, Carlos Saura, Glauber Rocha, José Luis Sáenz de Heredia, Alain Tanner, Mauro Bolognini, Gillo Pontecorvo, Juan Antonio Bardem, Mario Camus, Jaime de Armiñán, Pedro Almodóvar o William Friedkin, por citar algunos nombres de una filmografía integrada por más de dos centenares de títulos. Esta biografía desvela las luces y las sombras de una vida pródiga y disfrutada con avidez y entrega. Sus páginas transitan por la inagotable leyenda de los días y las noches de vino y rosas, y, al tiempo, descubren la figura de un hombre tenaz, amante de su familia y, pese a sus mil y una aventuras, devoto de una esposa, Asunción Balaguer, que siempre fue referencia esencial y brújula en su carta de navegación vital. Paco Rabal fue una estrella capaz de vivir en el incendio de la noche interminable y salir ileso de las llamas, sin fallar en su trabajo, todo un profesional. Un metódico actor sin método, que preparaba sus personajes con obsesiva minuciosidad traducida luego en una naturalidad pasmosa. Una persona que se forjó una vasta cultura autodidacta y que nunca renegó de sus orígenes ni de sus convicciones políticas de izquierda, pero que también trenzó lazos de intensas y sinceras amistades por encima de las diferencias ideológicas. Alguien que fue capaz de renacer varias veces tras accidentes y depresiones. Nada menos que todo un hombre.