Por estas páginas desfilan viejos amores, vivencias íntimas o banales, obras de arte, piezas musicales y miles de lecturas junto con todo aquello que haya dejado alguna cicatriz en quien escribe para configurar un extenso retrato antropológico que interpela la realidad desde la experiencia hasta la memoria. En esta novela total caben cuerpo, recuerdos y deseo; sudor y sangre; horror, belleza y silencio. Por breve herida restituye el fuego a las cenizas de los pasos andados por la autora, cuya irredenta vocación por la búsqueda se toca con el siguiente verso del poeta Paul Celan: «El camino de horas anduvo lo que dije. El camino de horas anduvo lo que callé. Anduvo y anduviste, por lo infinito anduviste, hacia adelante y hacia atrás, hacia ninguna parte, hacia la palabra, hacia allí».