Introducción
PRIMERA PARTE. ECONOMÍA DE LOS INTERCAMBIOS LINGÜÍSTICOS
I. La producción y la reproducción de la lengua legítima
II. La formación de precios y el anticipo de beneficios
SEGUNDA PARTE. LENGUAJE Y PODER SIMBÓLICO
III. El lenguaje autorizado: las condiciones sociales de la eficacia del discurso ritual
IV. Los ritos de institución
V. La fuerza de la representación
VI. Describir y prescribir: las condiciones de posibilidad y los límites de la eficacia política
TERCERA PARTE. ANÁLISIS DE DISCURSOS
VII. Censura y formalización
VIII. El discurso de prestigio: reflexiones sociológicas sobre «Quelques remarques critiques à propos de Lire le Capital»
IX. La retórica del cientifismo: contribución a un análisis del efecto Montesquieu
Índice onomástico
El discurso no es sólo un mensaje destinado a ser descifrado, es también un producto que ponemos a disposición de los demás y cuyo valor se define en relación con otros productos, ya sean excepcionales o comunes. El efecto del mercado lingüístico, que se materializa en la timidez o el pánico escénico al hablar en público, se manifiesta en los intercambios más nimios de la vida cotidiana: valga como ejemplo los cambios de lengua que, en situaciones de bilingüismo, sin siquiera pensarlo, los locutores operan en función de las características sociales de su interlocutor. Además de instrumento de comunicación, la lengua es también un signo externo de riqueza y un instrumento de poder. La ciencia social debe intentar justificar lo que, bien pensado, no deja de ser un acto de magia: se puede actuar con palabras, órdenes o consignas. ¿La fuerza que despliegan las palabras procede de las propias palabras o de sus portavoces? Así pues, nos enfrentamos a lo que los escolásticos denominaban el misterio del ministerio, milagro de la transustanciación que reviste a la palabra del portavoz de una fuerza superior, que le otorga el grupo en el que la ejerce. Al pensar el lenguaje desde otro punto de vista, podemos abordar el campo por excelencia del poder simbólico, el de la política, lugar de la previsión como predicción que pretende producir su propia realización. Y comprender, en su economía específica, el debate regionalista o nacionalista, aparentemente alejado de la racionalidad económica. Pero también podemos desvelar la intención reprimida de algunos textos filosóficos, cuyo rigor aparente no es más que el rastro visible de la censura, especialmente rigurosa, del mercado al que están destinados.
Pierre Bourdieu (1930-2002) estudió Filosofía en la École Normale Supérieure y fue profesor en la Universidad de París, la École des Hautes Études en Sciences Sociales y el Collège de France, donde ocupó la cátedra de Sociología. Fue también director del Centro de Sociología Europea y de la revista Actes de la recherche en sciences sociales. Entre sus numerosas obras destacan Sociología de Argelia (1958), La distinción (1979