1. Novela de misterio inglés
2. Mansión de Manderley
3. Relación conyugal disfuncional
4. Presencia de una esposa fallecida
5. Caracterización de personajes femeninos
6. Elementos descriptivos en la narrativa
7. Psicología de las relaciones familiares
8. Secretos y revelaciones en la trama
9. Ambientación costera en la ficción
10. Misterio y suspense en la literatura
noche soñé que volvía a Manderley.» Con esta frase Daphne du Maurier nos introduce en el universo de una mansión en apariencia idílica, con rosaledas y caminos bordeados de rododendros, y praderas que terminan en una pequeña cala. Es la casa de Maxim de Winter, en la que vivía con su esposa Rebecca hasta que ésta murió ahogada en el mar y a la que ahora regresa con su nueva e inocente mujer. Ésta pronto descubrirá, sin embargo, que Manderley no es el mundo perfecto que ella cree: allí vive también la inquietante señora Danvers, el ama de llaves, quien no sólo no acepta a la joven, sino que constantemente le recuerda la figura de Rebecca, la única e insustituible señora De Winter. Rebecca, la encantadora, inteligente y segura Rebecca, cuyo rastro está presente en todas las habitaciones, en cada jarrón, en cada cuadro, en los membretes del papel de cartas. Rebecca, la criatura más hermosa del mundo. Rebecca, la presencia que recorre Manderley y el eco de cuya risa resuena aún en los pasillos cerrados de la casa. Una risa que en el fondo, oculto entre los pliegues de su sonido cristalino, esconde el sabor amarg
(1907-1989), criada en un ambiente artístico y muy refinado, hija de los actores Gerald du Maurier y Muriel Beaumont, comenzó en el mundo literario como autora de novelas románticas hasta que le llegó el éxito con dos auténticos superventas seguidos, La posada de Jamaica (1937), y su gran novela, Rebeca (1938), ambas adaptadas al cine por Alfred Hitchcock con gran éxito. Entre 1951 y 1952 aparecen otras dos cimas de su obra, la novela Mi prima Raquel y la colección de relatos The apple tree, que, tras el éxito de una nueva adaptación de Hitchcock con Los pájaros (1963), se retitularía The birds and other stories. Escribió con continuidad hasta los años setenta. Debido a su carácter reservado, desde muy pronto se recluyó en Cornualles, localidad donde nació y situó muchas de sus mejores historias.