El pensamiento crítico sobre nuestro entorno, sobre el ser humano, sobre la creatividad, la ciencia; la reflexión sobre nuestra existencia, sobre el sentido de estar vivo, sobre nuestros semejantes y el desarrollo de nuestra civilización, va desapareciendo paulatinamente, y en su lugar se han alzado axiomas y falsas certezas, generadas por un nuevo dios tecnológico y por una insaciable sociedad de consumo. El estruendoso fracaso de nuestra civilización no se asienta en los decadentes parámetros actuales, sino en décadas de ingeniería social en las que el conocimiento ha sido sustituido por el hedonismo, la ignorancia y la vanidad estética. Por lo tanto, es urgente que la sociedad retome el aliento y encuentre ese luminoso sendero que conduzca a un mundo más amplio, humano y abarcador. Un báculo para recorrer esa senda, un impulso, se halla en este magistral e imprescindible llibro de Jean-Jacques Rousseau.
Jean-Jacques Rousseau fue uno de los escritores más importantes que dio el siglo xviii y uno de los más influyentes en el pensamiento de los siglos siguientes. Pedagogo y filósofo, nacido en Ginebra en 1712, Jean-Jacques Rousseau participó en la redacción de la Enciclopedia, aunque con el tiempo su relación con los enciclopedistas terminó siendo hostil. Es autor de obras fundamentales para entender el mundo que iba a traer la Revolución Francesa, como es el caso Del contrato social. Discursos, así como de un tratado filosófico sobre la bondad natural del hombre y su sistema educativo, Emilio, o De la educación, ambas publicadas en Alianza Editorial. Rousseau murió súbitamente, en 1778, en Ermenonville, en casa de su último protector, el marqués de Girardin.