Una ronda: voces que se suceden como los cangilones de una noria o giran en los tornos de la puerta acristalada de un café, que en este caso es el Gijón y no tiene puerta giratoria ni acristalada. Voces que se esfuman o vuelven a reaparecer, evocadas por otras voces: el personaje que apenas merece unas líneas, elogiosas o denigratorias, en uno de los giros de la noria, puede convertirse en el protagonista del monólogo siguiente. Cosas más raras se han visto. Voces de café, divagatorias, obsesivas, burlonas, escépticas, feroces. Voces que cuentan como ya no cuenta casi nadie. Voces que he escuchado y he tratado de recomponer o reinventar en el recuerdo (ustedes disculpen la intromisión), como si continuaran hablando desde el Café Gijón y desde entonces . Voces que se complementan o se contradicen en una tertulia imaginaria que cubre cuarenta años de vida española. Escritores, cronistas, faranduleros, bohemios. Unas vidas, unas épocas, un país. Una ronda.