Alfredo Landa (Pamplona, 1993) dio nombre a uno de los subgéneros cinematográficos más reconocibles y peculiares de la historia del cine español: el landismo, que se inició en 1970 con la película No desearás al vecino del quinto, de Ramón «Tito» Fernández, y en el que el actor llegó a simbolizar un determinado tipo de español, machista, fanfarrón en el terreno sexual y reprimido. Fue la famosa época del destape, con cintas dirigidas por Pedro Lazaga, Mariano Ozores o Vicente Escrivá, de temática parecida, relacionada principalmente con el sexo, y títulos que lo dicen todo Aunque la hormona se vista de seda (1971), París bien vale una moza (1972) o Un curita cañón (1974), y que coincidió con la relajación de la censura franquista a partir de 1969. Unos años de nuestra historia reciente que despiertan sentimientos variados, mezcla de nostalgia, vergüenza ajena, curiosidad y simpatía. ¿Cómo los recuerda Alfredo Landa? Ahora lo sabremos, gracias a esta larga conversación con Marcos Ordóñez.