Con una antigüedad de ochocientos años, el soneto se ha considerado, dentro de la poesía occidental, como una estrofa clásica por excelencia. Tras los tanteos sicilianos del siglo XIII, Petrarca alcanzó una maestría paradigmática. En España los modelos italianos tuvieron larga descendencia en el Siglo de Oro y el soneto luce con especial brillo en la pluma de Garcilaso, Cetina, Acuña, Herrera, Lope de Vega, Góngora, Quevedo o sor Juan Inés. Mucho después los modernistas retomaron sus catorce renglones y consiguieron un espléndido renacimiento de la estrofa que llega hasta hoy. Entre todos los temas, el amor ha sido con mucho el preferido. Estos ciento cincuenta Sonetos de amor representan otras tantas modulaciones personales del más universal de los temas poéticos de la lengua española.